La reactivación del Cotopaxi despierta la preocupación sobre el aprovisionamiento de agua potable para el Distrito Metropolitano de Quito.
Los tres principales sistemas de agua que abastecen a Quito se encuentran en el oriente, cerca del volcán. Estos son El Pita-Tambo, La Mica y el Papallacta. La Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) maneja dos posibles escenarios: la caída de ceniza y el paso de lahares en una posible erupción.
La preocupación de los moradores es qué ocurriría si la ceniza llega a los grandes reservorios y plantas de tratamiento de agua. Judith Riera, moradora de La Santiago, en el sur, cree necesario que se informe sobre la calidad del agua y si por la ceniza se la podrá beber.
Carlos Espinoza, gerente de Operaciones de la Epmaps, descarta una afectación debido a las medidas de prevención que la empresa ha tomado. Si la ceniza cae en los reservorios pasará a ser uno de los componentes de agua que se eliminan con el sistema de potabilización sin problema.
Lo que sí se puede afectar son los filtros; en Quito hay 21 plantas de tratamiento y en cada una hay piscinas que tienen filtros conformados por capas de arena que pudieran averiarse por la ceniza. Para evitar el inconveniente se colocaron cubiertas fijas en 18 de las plantas. Las otras tres tienen grandes cobertores transportables.
El segundo escenario es el más sensible y tiene que ver con la captación del río Pita y el sistema que se construyó aguas abajo. A unos 20 kilómetros del coloso se levantó el sistema Pita-Tambo, en la parroquia de Rumipamba, que abastece de agua a Quito. Espinoza dice que en una erupción de magnitud, este se perdería por completo. En la actualidad, el Pita mantiene sus aguas cristalinas y baja por la misma quebrada que, en caso de una erupción, serviría de desfogue, hacia el norte, del lodo, rocas y material volcánico, conocidos como lahares.
El canal del Pita puede conducir 3 000 litros por segundo. Con la erupción se perderían unos 1 500 l/s, porque la otra fuente de abastecimiento nace en el Sincholagua. Es decir se perdería la mitad del agua que ingresa al sistema de distribución de Puengasí.
Para compensar posibles pérdidas, se prevé utilizar el acuífero de Iñaquito. La capital tiene agua subterránea bajo el sector de La Carolina. Cuenta con 18 pozos que hasta 1990 servían para abastecer al norte. Algunos están operando, otros están equipados y solo hace falta encenderlos. Los restantes, que estaban deshabilitados, se están repotenciando.
El funcionario explica que en el 2002, la Epmaps, el Instituto Geofísico y la Escuela Politécnica Nacional realizaron un estudio para analizar la vulnerabilidad del agua. Ese informe incluyó recomendaciones como hacer obras adicionales. Con esta base, por ejemplo, se levantan pasos aéreos de conducción del agua para protegerla de los lahares. La obra demorará algunas semanas.
La idea es intervenir en los sistemas Pita, La Mica y en Papallacta, como prevención para mitigar posibles impactos en las fuentes de abastecimiento para la ciudad. Lo que las autoridades insisten es que todo dependerá de la magnitud de una eventual erupción, algo que es impredecible.
El alcalde de Quito, Mauricio Rodas, indicó que con estos trabajos que se han iniciado se busca garantizar la provisión diaria de agua a Quito en caso de una erupción del Cotopaxi, a fin de que la ciudadanía no sienta afectada.
El alcalde de Quito, Mauricio Rodas, indicó que con estos trabajos que se han iniciado se busca garantizar la provisión diaria de agua a Quito en caso de una erupción del Cotopaxi, a fin de que la ciudadanía no sienta afectada.
Fuente: Diario El Comercio