Durante un año no pudo conseguir un trabajo. Mario Taco, de 45 años, fue despedido en mayo del 2014 tras un recorte que hizo la empresa privada donde laboró durante 16 años. A su edad -dice- es más complicado conseguir una plaza en el sector metalmecánico, en el que se especializó. Tuvo que recurrir a sus fondos de cesantía para poder salir de las urgencias económicas de su hogar. Tiene esposa y tres hijos; uno en escuela y dos cursando la secundaria.

En octubre del 2014 le entregaron USD 2 970. Le sirvió para cubrir los gastos de alimentación, transporte y salud. Al no lograr un nuevo trabajo bajo relación de dependencia, su familia lo ayudó para que tenga un negocio propio. Instaló un restaurante en el centro de Quito, pero, según Taco, la cantidad de requisitos legales que le exigían para sostener un negocio de ese tipo, y las pocas ganancias, hicieron que optara por venderlo este mes.

Ahora busca alternativas para montar un nuevo negocio. “Aún no sabemos en qué área. No podemos estar demasiado tiempo así, pues las cuentas no esperan y ahora ya no tengo la cesantía para poder salir del apuro”. En los últimos cuatro años, la tendencia de retiro de esos fondos ha sido ascendente. Solo en el 2014, hubo 111 722 operaciones. Es decir, personas que presentaron la solicitud para disponer del dinero. Esto representó USD 185,9 millones. El año pasado, en cambio, 146 896 afiliados lo retiraron, lo que significó USD 224,3 millones.

Sebastián García, de 26 años, obtuvo USD 1 400 en agosto del año pasado. El depósito en su cuenta llegó 48 horas después de que hiciera la solicitud. Su hermana le había comentado sobre ese beneficio, tras conocer que atravesaba una situación difícil. Llevaba dos meses sin trabajo. Necesitaba USD 300 para pagar su tarjeta de crédito y otros USD 750 para cubrir dos cuotas del vehículo que compró en el 2013. Renunció a su trabajo porque quería culminar sus estudios. Pero luego, explica, fue complicado encontrar otra plaza.

“Intenté en una entidad pública, con la que tenía un acercamiento previo, pero no se concretó mi vinculación. Envié muchos correos electrónicos con mi hoja de vida y apliqué a concursos de méritos, pero no me salió nada. Luego de otros tres meses encontré trabajo”. Maricela Aguilar, de 32 años, en cambio, lleva un año sin conseguir empleo. Estuvo en una institución pública, pero su contrato se terminó a finales del 2014 y no fue renovado. Postuló para cargos en empresas privadas y públicas, pero sin suerte. Hace 15 días acudió al IESS para retirar sus fondos de cesantía.

Ahí se enteró que tenía USD 2 000 que espera le sirvan para cubrir sus gastos hasta conseguir empleo. Antes -señala- ya se había quedado sin trabajo, pero es la primera vez que pasa tantos meses sin lograr que la contraten. Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), el tiempo que una persona tarda en conseguir empleo se incrementó. En diciembre del año pasado, el 17,69% de las personas desempleadas (de una muestra de 357 892) tardaron seis meses o más buscando trabajo. En el 2014, el porcentaje era menor: 12,97%. De igual forma, un 25,89% demoró entre dos y seis meses buscando trabajo. El porcentaje ahora subió a 31,40%, en el mismo período de tiempo.

El fondo de cesantía se financia con el aporte mensual del trabajador (2%) y el empleador (1%) del aporte. Para retirarlo es necesario estar más de dos meses sin trabajo y haber realizado 24 aportaciones no consecutivas. Jaime Carrera, secretario técnico del Observatorio de la Política Fiscal, cree que hay dos explicaciones para el incremento de los retiros de la cesantía. Por un lado, las personas que cumplen la edad requerida para jubilarse retiran sus fondos apenas cumplen con este requisito. Y por otro, existe una dificultad para conseguir empleo por la difícil situación económica que enfrenta el país. “Este año será más difícil tener empleo que el anterior.

Existen empresas que están reduciendo personal y en otros casos están quebrando”. En parte, por la caída del precio del petróleo, pero también por la falta de inversión, la política económica, entre otros factores, refiere Carrera. Para el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) existe otra explicación. El alza -añade- tiene relación con el incremento de afiliados. Al existir una población mayor, hay también más gente disponiendo de sus fondos.

En el 2012, el IESS registró 2,7 millones de afiliados. La cifra subió a 3,1 millones para el 2014 y el año pasado hubo poco más de 3,5 millones. Además, se reestructuró hace más de un año la página web para que las personas puedan conocer de primera mano la cantidad de cesantía disponible y se han impulsado campañas de información sobre el beneficio, según el Seguro Social.

Hasta el 2014, los activos del fondo de cesantía del Seguro Social eran de casi USD 4 600 millones. Es la cifra más actualizada de la Superintendencia de Bancos. Luis Loachamín, de 25 años, espera que se cumplan los dos meses de Ley para poder retirar su cesantía. Fue despedido de una firma constructora privada que tenía contratos con el Estado a fines de diciembre pasado. Ahí laboró cinco años como albañil, hasta que le informaron que la empresa enfrentaba un difícil momento y que debía hacer ajustes.

Fuente: El Comercio