El incremento de impuestos a las bebidas azucaradas, alcohólicas y a los cigarrillos, anunciado por el Gobierno, provocó una reunión urgente para hoy de los representantes de los sectores involucrados para analizar el alcance de la propuesta gubernamental.

Christian Wahli, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas, dijo que la reunión se dará en Quito, a partir de las 14:00, con delegados de la industria de alimentos y bebidas.

Wahli criticó el anuncio del Gobierno. “Es una situación difícil. Se nos pidió en varios ministerios ayuda a proyectos, colaboración, generación de empleos y nos viene con eso. Así que hay que revisar un poco nuestra estrategia de colaboración”, aseguró.

De acuerdo con el dirigente gremial, con la vigencia de la medida “estarían llegando al punto de que la gente deje de comprar (esos productos), cuando el sector ha sido uno de los grandes aportadores de impuestos. Nadie querrá comprar un whisky a USD 80 y las bebidas azucaradas, que ahora no tienen impuestos no sé en qué terminará”, dijo.

El presidente de la República, Rafael Correa, ratificó el sábado en su habitual enlace sabatino que prepara la reforma tributaria. “Nosotros, y esto todavía está en discusión, vamos a subir los cigarrillos, las bebidas alcohólicas y bebidas azucaradas, como está haciendo Inglaterra”.

El Mandatario defendió que la reforma tributaria se torna necesaria porque “(…) la cuestión fiscal se ha complicado” por el desplome de los precios del petróleo; “por eso vamos hacer ciertos ajustes impositivos”.

Actualmente, las bebidas azucaras que pagan impuestos son las gaseosas. Este producto cancela un tributo a los consumos especiales (ICE). El año pasado, el Servicio de Rentas Internas (SRI) recaudó de ese segmento USD 59 millones, un incremento del 11% frente los 53,25 millones del 2014.

Para Edison Romo, presidente del sector alimenticio, el anuncio no está claro, pues el Jefe de Estado habla de subir tributos a las bebidas azucaradas y “ahí tenemos los yogures, la leche malteada, las gaseosas. No sabemos el alcance” y eso genera preocupación.

Romo explicó que cuando se incrementa el valor de un producto existe una baja en el consumo, y cuando esa disminución se produce incide directamente en el empleo. “El Gobierno debe estudiar los efectos colaterales”.

Rafael Vizcarra, director ejecutivo del Centro de la Industria Láctea Ecuatoriana, pidió que se haga una diferenciación entre los azucarados.

Explica que hay productos que tienen azúcar natural como es el caso de la lactosa en la leche y otros que tienen azúcar añadida. De ahí que consideró que los productos lácteos no pueden catalogarse simplemente como bebidas azucaradas sino como alimentos que contienen nutrientes para la dieta.

Vizcarra anotó que el año pasado la venta de yogur disminuyó en un 15%, en comparación con el 2014, solo por la aplicación del semáforo. Ellos estarían de acuerdo con poner límites a la cantidad de azúcar añadida, pero no para el azúcar natural.

No sería la primera medida para el sector, de darse la reforma. El área de bebidas lácteas, que usan como insumo suero de leche, pagará 12%, según informó días atrás el Servicio de Rentas Internas (SRI).

La medida se tomó para atender un pedido de los ganaderos, quienes argumentaron que la industria ha dejado de comprar leche porque adquiere suero de leche que
es más barato.

Los licoreros también se reunirán

Edy Castillo, presidente de la Asociación de Distribuidores de Licores de Quito, indicó que el anuncio es un golpe más para el sector, afectado ya por ajustes tributarios anteriores, modificación de aranceles y restricciones en los horarios de venta de las bebidas alcohólicas en Ecuador.

“Nos van a quebrar a todo el mundo. Se van a quedar los más fuertes (…), los grandes importadores. Se van a quedar manejando el negocio”. El empresario indicó que todavía no saben cuál será el ajuste tributario, pero temen que podría ser una nueva modificación al ICE.

El año pasado, el SRI recaudó USD 43,7 millones de ese sector, una baja de 4% frente a los 45, 44 millones del año previo. Para los próximos días esperan mantener una reunión, que incluya también a los representantes de las licorerías y de las importadoras para analizar la situación. Aseguraron que la fuerte carga impositiva y las prohibiciones que enfrentan han llevado a una reducción del 60% de las ventas en los últimos tres años.

Entre los licores que más han dejado de venderse están el whisky, ron, tequila y vodka. Sobre estos mismos, además, se aplicó el año pasado la obligatoriedad de llevar una etiqueta fiscal con el fin de evitar el contrabando.

El directivo aseguró que la situación en su área es compleja porque se han cerrado negocios, distribuidoras e importadoras. Solo en el caso de la Asociación, por ejemplo, quedan 12 integrantes, cuando hace tres a cuatro años tenían cerca de cincuenta.

“Ha bajado el consumo por el alto costo de los licores (…); un Johny Negro cuesta USD 55 acá y en los países de la región menos de la mitad”, indicó.

Otros licores, explicó, ya no llegan porque los importadores dejaron de traerlos para evitar los altos costos. Juan Almeida, jefe de logística de Envagrif, indicó que su empresa produce pulpas de frutas y mermeladas.

Para el primer producto no usan ningún endulzante, mientras que para el otro adquieren azúcar colombiana. Prefieren este artículo porque el distribuidor le ofrece a mejor precio, con 30 días de crédito y distribución en planta. La nacional, dijo, es más cara.

Fuente: El Comercio